“Hola, ¿podrían pasarme un e-mail de contacto? Me encantaría trabajar el material que ustedes editan en mi librería”. Las palabras mágicas que me animé a decirle a una editora hace cinco años para armar el stock inicial de ARDE, una librería online especializada en “libros para politizarlo todo”. Buscando linkear mi amor por los libros y el arte con la militancia política, hice una pequeña selección de textos feministas, fanzines de poesía, ediciones artesanales y de editoriales independientes.

Si bien la difusión del material que trabajaba y las ventas se concretaban por esa plataforma, lo que más me entusiasmaba era el momento donde agarraba mi bici y empezaba el reparto, porque era ahí cuando podía encontrarme con lxs clientes y conversar sobre el libro que habían elegido. Además, participaba de toda feria y evento al que me invitaran, lo que me ayudó a conocer cada vez más editoriales locales y a que quienes formaban parte del circuito literario rosarino conociesen la librería.

Luego decidí alquilar un local, en el centro de Rosario. Una vez instalada, la librería se fue haciendo eco de todas las novedades editoriales al mismo tiempo que empezaba a crear red con otros espacios y proyectos culturales de la ciudad, y fui gestionando así eventos como ferias, lecturas, presentaciones de libros, entre otros. 

La pregunta constante que impulsó todo este camino fue: “¿Qué puede una librería?”. Porque siempre me gustó pensar ARDE más allá de los límites de lo comercial, aportando un plus a la experiencia de quien decide hacer una pausa en el ritmo citadino y entrar a una librería: abrir la puerta y que suene Charly, elegir un libro y que se lo lleve perfumado con aroma a vainilla, sin dudas, te puede cambiar el día.Spoiler alert: la llegada de la pandemia lo modificó todo.

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